El aceite de oliva no tiene caducidad. Es un producto que puede consumirse pasado mucho tiempo después de su elaboración sin que sea perjudicial para la salud. No es como cuando te comes un yogur pasado varios meses de su fecha de caducidad, que te puede provocar problemas digestivos.
Por ello, los aceites de oliva no presentan una fecha de caducidad en sí misma, sino una fecha de consumo preferente, la cual quiere decir que, pasada esa fecha, el producto puede ir perdiendo alguna de sus características organolépticas, como los aromas, el sabor, etc., pero sin que sea perjudicial para la salud.
Nuestros aceites suelen tener una fecha de consumo preferente de un año y medio desde la fecha de su envasado.