¿Quieres saber de qué se trata? ¡Vamos a verlo!
El aceite lampante es el aceite de la peor calidad y no es apto para el consumo humano. Sin embargo, en la actualidad, todos los aceites de oliva de cooperativa se aprovechan, incluido el aceite lampante. Aunque no sea apto para consumo humano per se, este pasa por procesos de refinado para poder comercializarlo y que no presente un riesgo para la salud del consumidor.
Desde las almazaras, el aceite lampante se manda a las fábricas de refinado y aquí atraviesa dos fases de elaboración. En la primera de ellas, se retira el olor, color, sabor y acidez del aceite lampante. Además, en esta fase, el aceite pierde prácticamente todas sus propiedades iniciales (vitaminas, nutrientes y polifenoles).
En la segunda fase del proceso de refinado, el aceite lampante se mezcla con aceite de oliva virgen, principalmente. Gracias a esta mezcla, el aceite de oliva resultante ha adquirido el sabor, olor y color del aceite virgen. La proporción suele ser 80% lampante - 20% virgen.
De esta manera, el aceite de almazara, inicialmente lampante y que no se podía, ahora sí es apto para su comercialización en supermercados. ¿Cómo lo encontramos? Bajo el nombre de “aceite de oliva”, a secas, sin apellidos, “aceite de oliva suave” o “aceite de oliva intenso”. La acidez de estos aceites suele ser bastante baja, ya que en estos procesos fisicoquímicos se reduce hasta hacerla mínima.
Básicamente, para que un aceite de oliva se denomine lampante ha de cumplir con los siguientes requisitos:
- Acidez superior a los dos grados.
- En cata, la media de los defectos organolépticos es superior a 2,5.
- En cata, la media del frutado es igual a 0, es decir, no tiene el sabor frutado del aceite de oliva virgen.
El aceite lampante es un aceite elaborado con aceitunas en mal estado, ya sea por condiciones climatológicas, llevar mucho tiempo en el suelo, alguna enfermedad o plaga o estar demasiado maduras. Su acidez es superior a los 2º y, por tanto, está prohibida su comercialización.
El olor y el sabor del aceite lampante es muy desagradable. De hecho, antiguamente, el aceite lampante se utilizaba como combustible para las lámparas de aceite, de ahí su nombre. En el siglo XIX, ya se referían a él como un aceite de olor nauseabundo. Sin embargo, en aquella época el aceite lampante era más costoso y se tenía en alta estima; algo que, afortunadamente, ha cambiado en la actualidad, donde el aceite de oliva virgen extra es conocido por ser el aceite de oliva de la máxima calidad.
Para dejarlo claro, según la normativa europea que legisla la comercialización del aceite de oliva, solo se deben comercializar para consumo humano el aceite de oliva virgen extra (categoría en la que entra el aceite de cosecha temprana), el aceite de oliva virgen, el aceite de orujo de oliva y el resultante del compuesto de aceite refinado (lampante + virgen).
Como hemos dicho, el aceite de oliva virgen extra es el aceite de la máxima calidad. Las aceitunas de este tipo de aceites se recogen directamente del olivo y se encuentran en perfectas condiciones. El proceso de elaboración del aceite de oliva virgen extra es completamente mecánico y se realiza a una temperatura inferior a 27º, evitando así la oxidación de la aceituna y asegurando su perfecta conservación. Además, es el aceite de oliva que más propiedades saludables tiene, con el mayor índice de polifenoles y ácido oleico.
Por otro lado, el aceite lampante se elabora mediante tratamientos fisicoquímicos, a una elevada temperatura (+27º) y con aceitunas en mal estado. Aunque se mezcle con aceite de oliva virgen para poder comercializarlo, la proporción de este aceite es baja (20%-10%) y solo se utiliza para dotar al aceite resultante de olor, color y sabor.
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